Cuando somos pequeños somos tan felices con cosas tan insignificantes, pero que para nosotros son como tesoros, como lo fue la cajita de dulces de esta pequeñita y el sonido que provocaba al sacudirla, la llenaba de alegría a pesar de la tristeza que habitaba en ella.
Quizás cuando en una noche vaya cerca de mi casa al lugar donde fuimos la última vez, y se asomen las luciérnagas, se que ahí estarás.. y te sentiré....junto a mi.
La Tumba de las Luciérnagas.
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